El impétigo, una de las infecciones cutáneas más frecuentes en la población infantil, suele cursar con ampollas o úlceras en cara, cuello, manos y área cubierta por el pañal.
Esta infección cutánea contagiosa y superficial la suele causar una de estas dos especies de bacteria: Staphylococcus aureus y Staphylococcus pyogenes (también denominado estreptococo del grupo A, que también es el causante de la amigdalitis estreptocócica). El Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) también se está convirtiendo en una causa importante del impétigo
El impétigo suele afectar a niños en edad escolar y preescolar. Los niños son más proclives a desarrollar impétigo cuando ya tienen la piel irritada por otros problemas cutáneos, como el eczema, la urticaria, las picaduras de insecto y los cortes o rasguños ocasionados por traumatismos sin importancia.
Unos buenos hábitos higiénicos pueden ayudar a prevenir el impétigo, que se suele desarrollar cuando una úlcera o erupción se rasca repetidamente (por ejemplo, una urticaria se puede infectar y acabar evolucionando a impétigo).
Los médicos suelen diagnosticar el impétigo basándose en el aspecto de la erupción, aunque en algunas ocasiones necesitan extraer una muestra del fluido procedente de las ampollas. El impétigo suele tratarse con pomada antibiótica o bien con antibióticos tomados por vía oral.
Signos y síntomas
El impétigo puede afectar a la piel de cualquier parte del cuerpo, aunque suele aparecer en nariz y boca, manos, antebrazos y, en los niños más pequeños, en el área cubierta por el pañal.
Existen dos tipos de impétigo: el impétigo bulloso (ampollas grandes) y el impétigo no bulloso (asociado a formación de costras). El tipo más frecuente es el no bulloso. Éste suele desarrollarse a consecuencia de una infección por Staphylococcus aureus, aunque también lo puede ocasionar una infección por estreptococos del grupo A. El impétigo no bulloso se manifiesta inicialmente por la presencia de diminutas ampollas que acaban reventando y dejando pequeñas áreas de piel roja y húmeda que pueden supurar. Gradualmente, el área afectada por el impétigo se cubre de una costra de color canela o marrón amarillento, cuyo aspecto hace pensar en una piel cubierta de miel o azúcar moreno.
El impétigo bullosos casi siempre se desarrolla a consecuencia de una infección por Staphylococcus aureus, que segrega unas toxinas que desencadenan la formación de ampollas de mayor tamaño llenas de un líquido que primero es transparente y luego se enturbia. Éstas ampollas son más proclives a permanecer intactas sobre la piel sin llegar a reventar.
Contagio
El impétigo puede cursar con picazón y los niños se pueden extender la infección a otras partes del cuerpo, al rascarse y tocarse otras partes del cuerpo.
El impétigo es contagioso y se puede transmitir a cualquier persona que entre en contacto con la piel infectada o con objetos que hayan estado en contacto con esta última, como la ropa de vestir, las toallas y la ropa de cama.
Tratamiento
Cuando afecta solamente a áreas de piel reducidas (y especialmente en la forma no bullosa), el impétigo se suele tratar con pomada antibiótica. Pero, si la infección se ha extendido a otras áreas del cuerpo o la pomada no parece surtir efecto, es posible que el pediatra recete antibióticos al niño, sea en forma de comprimidos o de jarabe, que suelen tomarse durante 7 a diez días.
Una vez iniciado el tratamiento antibiótico, el impétigo debería empezar a remitir al cabo de pocos días. Es importante asegurarse de que el niño toma la medicación siguiendo al pie de la letra las indicaciones del pediatra. En caso contrario, podría desarrollar una infección cutánea más grave.